Esta cascada dorada de Islandia iba a desaparecer hasta que una mujer amenazó con lanzarse por ella (y hoy atrae a millones de visitantes por su ilusión óptica única)

La cascada Gullfoss: el rugido dorado de Islandia que salvó una mujer

Un salto de agua que desaparece en la tierra

Desde la distancia, la cascada Gullfoss parece desvanecerse en la nada. Sus aguas turbulentas se precipitan en zigzag por dos impresionantes caídas antes de desaparecer en una grieta de 32 metros de profundidad que corta la corteza terrestre. Este fenómeno natural, cuyo nombre significa «Cascada Dorada» en islandés, crea una ilusión óptica única: el río Hvítá parece hundirse directamente en las entrañas de la Tierra, llevándose consigo un rugido que resuena a kilómetros de distancia.

«Cuando el sol brilla sobre Gullfoss, es como si toda el agua se transformara en oro líquido, un espectáculo que cambia constantemente pero que nunca pierde su capacidad de asombrarnos», explica Jón Baldur, guía local con 20 años recorriendo el famoso Círculo Dorado islandés.

La heroína que se enfrentó al desarrollo industrial

Pocos visitantes conocen que esta maravilla natural estuvo a punto de convertirse en una central hidroeléctrica a principios del siglo XX. Sigríður Tómasdóttir, hija del propietario de los terrenos, se enfrentó sola a los inversores y al gobierno, amenazando incluso con lanzarse por la cascada si comenzaban las obras. Tras años de lucha legal, Gullfoss fue declarada reserva natural en 1979, preservando para siempre uno de los tesoros naturales más impresionantes de Islandia.

Un baile de arcoíris entre glaciares

En verano, cuando el caudal alcanza los 140 m³/s alimentado por el deshielo del glaciar Langjökull, Gullfoss crea constantes arcoíris que danzan entre la niebla acuática. Este fenómeno, combinado con los campos de lava cubiertos de musgo que rodean la cascada, produce un contraste cromático digno de las mejores fotografías. A diferencia de otras cascadas más altas del mundo, la magia de Gullfoss reside en su geometría peculiar y sus múltiples niveles.

Maravilla invernal: la cascada congelada

Durante el invierno islandés, Gullfoss se transforma radicalmente. Con temperaturas que descienden hasta -15°C, partes de la cascada se congelan creando formaciones de hielo azulado que contrastan con el blanco paisaje circundante. Aunque el caudal disminuye a 80 m³/s, esta versión invernal ofrece una experiencia completamente diferente y menos concurrida, perfecta para quienes buscan contemplar la fuerza de la naturaleza en soledad.

El secreto mejor guardado: la cascada al atardecer

La mayoría de excursiones organizadas desde Reikiavik llegan a Gullfoss por la mañana, creando aglomeraciones en las pasarelas. Sin embargo, al atardecer, especialmente durante los días interminables del verano islandés, la cascada adquiere un aura casi mística con la luz dorada del sol de medianoche reflejándose en sus aguas.

«Ningún visitante que haya contemplado Gullfoss bajo la luz del atardecer veraniego se va sin sentir que ha presenciado algo extraordinario, casi sobrenatural», comenta Helga Þórisdóttir, historiadora local.

Una puerta de entrada a otros tesoros naturales

Situada estratégicamente en la región de Suðurland, Gullfoss forma parte del famoso Círculo Dorado junto con el Parque Nacional Þingvellir y la zona geotérmica de Geysir. A menos de 50 kilómetros encontrarás la pintoresca ciudad de Selfoss, un excelente punto base para explorar tanto cascadas espectaculares como fenómenos geológicos únicos.

Sabores de Islandia junto a la cascada

En el Gullfoss Kaffi, el restaurante ubicado junto al aparcamiento, podrás degustar la tradicional sopa de cordero islandesa servida en pan de centeno horneado geotérmicamente. Esta receta secular, preparada con verduras locales y hierbas silvestres, resulta perfecta para entrar en calor tras la exposición a la fría bruma de la cascada, especialmente si decides visitar lugares históricos cercanos.

Consejos para una visita inolvidable

Planifica tu visita temprano en la mañana o al atardecer para evitar multitudes. Lleva calzado impermeable y un rompevientos, ya que la bruma de la cascada puede empaparte completamente en pocos minutos. Los senderos superiores ofrecen panorámicas espectaculares, mientras que el camino inferior te acerca tanto a la cascada que podrás sentir su vibración bajo tus pies, una experiencia sensorial que rivalizaría con los amaneceres más místicos de Asia.

Gullfoss no es solo una cascada; es un monumento natural que encapsula la esencia salvaje y primordial de Islandia. Sus aguas glaciares siguen cayendo incansablemente como lo han hecho durante milenios, recordándonos la importancia de preservar estos santuarios naturales para las generaciones futuras.