Este bosque milenario sobrevive en pleno desierto africano a 1750 metros de altura (solo llueve aquí en el Cuerno de África)

Day Forest National Park: El último oasis verde en el cuerno de África que pocos conocen

A solo dos horas de la capital de Djibouti se esconde uno de los secretos mejor guardados del Cuerno de África. El Parque Nacional Day Forest, un milagro ecológico de 15 km², representa el último bastión verde en un país dominado por paisajes volcánicos y desiertos. Este refugio montañoso captura 500 mm de lluvia anual —un tesoro en una región tan árida— creando un microclima que ha permitido sobrevivir al último bosque de juníperos de África Oriental, actualmente en grave peligro.

Un ecosistema único donde llueve en el desierto

Situado en las montañas Goda, este parque parece una aparición imposible. Su altitud entre 1200 y 1750 metros captura nubes que raramente visitan el resto del país. «Nuestro bosque es como una isla verde en un mar de arena», explica Hamid, guía local que ha dedicado su vida a proteger este ecosistema.

El bosque que se desvanece: una historia de supervivencia

Los majestuosos juníperos africanos (Juniperus procera) que alguna vez dominaron estas montañas están en franco retroceso. De los 14.500 acres que componen el área protegida, solo 2.223 mantienen estos árboles milenarios. La historia del bosque es también la historia de la lucha contra el cambio climático en miniatura.

«Los ancianos recuerdan cuando los juníperos cubrían todas estas colinas. Hoy vemos cómo el desierto intenta reclamar lo que alguna vez fue suyo», comenta Dr. Ahmed Elmi, biólogo conservacionista.

Un santuario para especies que no existen en ningún otro lugar

El parque alberga al francolín de Djibouti, ave endémica en peligro crítico de extinción que pocos humanos han podido ver en libertad. Establecido como área protegida en 1939, este espacio es un laboratorio viviente de adaptación extrema donde especies como el boj de Hildebrandt han desarrollado estrategias únicas para sobrevivir.

Experiencias que pocos viajeros conocen

Los senderos serpentean entre árboles centenarios ofreciendo vistas panorámicas que contrastan dramáticamente con el paisaje desértico circundante. Los amanecer desde las cumbres, cuando la niebla se disipa lentamente entre los juníperos, crean escenas dignas de otro planeta. Similar a las experiencias en el Parque Nacional Olímpico con sus tres ecosistemas distintos, aquí la naturaleza te sorprende en cada curva.

El reto de llegar: parte de su encanto salvaje

No existen rutas pavimentadas para acceder al parque. Los visitantes deben contratar vehículos 4×4 y guías locales en Tadjoura, la ciudad más cercana. Esta inaccesibilidad ha sido paradójicamente su salvación, manteniendo alejado el turismo masivo que afecta a otros destinos naturales, como sucede en el Parque Nacional Banff con sus impresionantes lagos.

La mejor época para descubrirlo: noviembre a abril

Los meses de noviembre a abril ofrecen temperaturas soportables y mayor probabilidad de presenciar la neblina matutina que envuelve el bosque, creando un espectáculo visual comparable a las dramáticas vistas de Grand Teton. Fuera de esta temporada, las temperaturas pueden ser extremadamente altas, incluso en altitud.

Más allá del bosque: un país por descubrir

Complementa tu visita con una excursión al cercano Goubet al-Kharab, con paisajes volcánicos impresionantes, o al Lago Assal, el punto más bajo de África y el tercer lago más salado del mundo, una experiencia tan única como visitar las playas secretas con arena púrpura en EEUU.

«Djibouti es como un libro de geología abierto, donde cada página cuenta una historia distinta de la formación de nuestro planeta», explica Mohammed, guía especializado en geoturismo.

Un destino para viajeros conscientes

El parque promueve un turismo responsable centrado en la conservación. Los visitantes deben seguir estrictamente las rutas marcadas y respetar la fragilidad del ecosistema. Esta experiencia recuerda a las montañas multicolores de Landmannalaugar en Islandia, donde la naturaleza muestra su fragilidad y esplendor a partes iguales.

El último tesoro verde de Djibouti

Day Forest National Park representa mucho más que un destino turístico; es un sobreviviente, un testimonio viviente de la tenacidad de la naturaleza. En un mundo donde los destinos turísticos se homogenizan, este rincón de África ofrece una autenticidad imposible de replicar y una experiencia que permanecerá en tu memoria mucho después de que el polvo del desierto se haya asentado en tus botas.