Este pueblo medieval de 1301 esconde tres valles alpinos en Francia (a solo 10 km del mundo conocido pero infinitamente lejos del turismo masivo)

A solo 10 kilómetros de Chambéry, existe un secreto bien guardado en los Alpes franceses. Les Marches, una joya medieval fundada en 1301, parece surgir de la confluencia de valles alpinos como un lienzo donde la historia y la naturaleza han pintado su obra maestra. Este pueblo de 2.653 habitantes ofrece lo que muchos viajeros experimentados buscamos: autenticidad, paz y ese sentimiento de descubrimiento que se ha vuelto tan raro en nuestra era de turismo masivo.

Entre montañas y valles: la ubicación perfecta

Situada estratégicamente en la confluencia del Grésivaudan, la Combe de Savoie y la Trouée des Marches, esta pequeña localidad disfruta de un espectacular anfiteatro natural. Con elevaciones que van desde los 244 hasta los 1.115 metros, Les Marches ofrece perspectivas visuales que cambian dramáticamente con cada estación.

Como me comentó Jean-Pierre, viñador local:

«Vivimos donde tres valles se encuentran, y eso hace que nuestro microclima sea único. Nuestros vinos cuentan esa historia mejor que cualquier palabra».

Un viaje a través del tiempo medieval

El corazón de Les Marches conserva su esencia medieval con un plan rectangular típico de ciudadelas defensivas. Sus torres y murallas, testigos silenciosos de siglos de historia, transportan al visitante a épocas donde este enclave era crucial para el control de las rutas alpinas, similar a esos pueblos olvidados del Loira con sus construcciones trogloditas.

La fusión que creó Porte-de-Savoie

En 2019, Les Marches se unió con su vecina Francin para formar Porte-de-Savoie, aunque mantiene su identidad propia. Esta fusión, lejos de diluir su carácter, ha reforzado su papel como guardiana de tradiciones alpinas que pocos extranjeros llegan a conocer.

Un santuario natural al alcance de la mano

Para los amantes del aire libre, Les Marches es la puerta de entrada al Parc naturel régional du Massif des Bauges. Este parque, con su impresionante biodiversidad, ofrece senderos que serpentean entre bosques centenarios, reminiscentes de esas rutas ciclistas nórdicas que conectan naturaleza y cultura.

Déjate seducir por la gastronomía saboyana

Aunque Les Marches no alberga mercados propios, a pocos minutos encontrarás Les Halles de Chambéry, donde los aromas de quesos Beaufort, Tomme y Reblochon se mezclan con los de embutidos artesanales y vinos locales. La experiencia gastronómica aquí es tan auténtica como discreta.

Marie, chef local, me confesó:

«Nuestros platos son simples pero profundos, como nuestra historia. Usamos ingredientes que han alimentado a generaciones de montañeses».

Un refugio para evitar las multitudes

Mientras destinos cercanos como los lagos alpinos atraen multitudes en verano, Les Marches permanece como un santuario tranquilo. Sus calles empedradas y plazas sombreadas ofrecen ese lujo cada vez más raro: espacio para respirar y contemplar.

Base perfecta para explorar Savoie

Hospedarse en Les Marches permite explorar Chambéry, el lago de Bourget y viñedos circundantes sin las desventajas de alojarse en zonas más turísticas. Es comparable a descubrir esas playas vírgenes portuguesas mientras otros se agolpan en destinos sobreexplotados.

La leyenda del tesoro de Les Marches

Los lugareños hablan en susurros sobre un tesoro medieval escondido durante las guerras con Italia. Cuentan que en noches de luna llena, sombras misteriosas recorren las antiguas murallas buscando el oro perdido. Aunque probablemente sea folklore, estas historias añaden una capa mágica a tus paseos nocturnos.

Cuando visitar: el secreto de las estaciones

Primavera y otoño ofrecen la experiencia óptima, con temperaturas moderadas y menos turistas. Los colores otoñales transforman el paisaje en una explosión cromática que rivaliza con cualquier pueblo del río Columbia en Norteamérica.

Les Marches no es solo un destino; es una invitación a redescubrir el placer de viajar pausadamente, donde cada piedra cuenta una historia y cada vista merece ser contemplada sin prisas. En un mundo obsesionado con los destinos de Instagram, este rincón de Savoie nos recuerda que los verdaderos descubrimientos ocurren cuando nos desviamos del camino marcado.